Con 15 años
A los 15 años, y después de muchos partidos y entrenamientos con mi equipo, y también de muchos piques sanos con mi hermano Iván, jugué un partido que resultó un punto de inflexión en mi vida. Jugábamos en casa del segundo mejor equipo de la liga, el Jovent Alaior, y teníamos a muchos jugadores lesionados. Conseguimos ganar el partido 105-117 y sin prórroga. Anoté 71 puntos y repartí 19 asistencias. Fue el partido que todo jugador sueña con jugar. Entraba todo, veía el aro como una piscina de grande y ganamos. Fue una alegría muy grande. A partir de ahí, fui seleccionado para la pre-selección española cadete. Aunque al final no entré en el equipo definitivo, fue una experiencia muy bonita. Gracias a eso, el Manresa se fijó en mí y pude fichar en el club.